Pruebas de IgE de apoyo para el diagnóstico de la APLV

Prueba de IgE específica sérica

La prueba de IgE específica (sIgE) se utiliza para detectar alergias mediadas por IgE - en la prueba se determina el nivel de anticuerpos IgE a un alérgeno específico en la muestra de sangre del niño, por ejemplo, sIgE de la leche de vaca.

Se toma una muestra de sangre y se mide el nivel de anticuerpos (kUA/L) - a un nivel de ≥ 0.35 kUA/L se considera positivo

Esta prueba puede ser útil para quienes no se puedan someter a una prueba de punción cutánea (por ejemplo, aquellos cuya piel esté severamente dañada).¹

También se han propuesto valores predictivos o límites para sIgE asociados con mayor especificidad en el caso de algunos alimentos, como la leche.²

Prueba de Punción Cutánea (PPC)

La prueba de punción cutánea (PPC) se utiliza para detectar alergias mediadas por la IgE - mide el nivel de IgE a un alérgeno específico en la piel, por ejemplo, la proteína de la leche. En esta prueba se ponen marcas en la piel y se coloca una gota del alérgeno junto a cada marca. Se utiliza una lanceta para hacer una suave punción e introducir el alimento (fresco o extracto comercial) en la superficie de la piel - apenas debe penetrar en la piel.¹

En caso de alergia, la piel mostrará signos, al desarrollar un pequeño parche elevado y rojo que da comezón (llamado pápula) después de 15 a 20 minutos - puede parecerse a un piquete de mosquito.¹

Mientras mayor sea el tamaño de la pápula, mayores serán las probabilidades de sensibilidad al alérgeno. Una pápula ≥3 mm se considera positiva y 3 cuando es positiva (pápula >3 mm) incrementa la probabilidad de alergia al alimento.

También se han propuesto valores predictivos o puntos de corte para la PPC que se desarrollaron para eliminar la necesidad de una prueba de provocación oral con alimentos (OFC) en el ámbito clínico para algunos niños, y para algunos alimentos como la leche y los huevos.^4-6 Estos puntos de corte son valiosos en situaciones en las que la realización de una OFC es poco práctica y/o demasiado costosa. Sin embargo, la mayoría de las directrices siguen sugiriendo que la RFA es la prueba de referencia para la mayoría de los casos.